Cuando se repite tantas veces, deja de ser casualidad y empieza a ser un síntoma. Atlético volvió a tropezar fuera del Monumental José Fierro, esta vez en Alta Córdoba, donde Instituto lo superó 2-0. Con ese resultado, el equipo de Lucas Pusineri alcanzó una marca preocupante: 13 partidos consecutivos sin ganar como visitante. En lo que va del año, disputó 14 encuentros fuera de casa y apenas consiguió una victoria, dos empates y 11 derrotas.
En números, la tendencia es alarmante. De 42 puntos en juego lejos de Tucumán, el “Decano” sólo sumó cinco. La única alegría se remonta a la primera fecha del torneo Apertura, cuando venció a San Martín de San Juan. Después, apenas igualó con Talleres en Córdoba y con Sarmiento en Junín, ambos en duelos que dejaron poco margen para el optimismo. En el Clausura, la situación se agravó: solo consiguió un punto fuera del Monumental y marcó tres goles, un promedio bajísimo para un equipo que aspira a pelear su clasificación a los playoffs.
Un equipo con dos caras
La irregularidad se convirtió en el mayor obstáculo del ciclo Pusineri. Atlético es sólido, intenso y competitivo cuando juega en su estadio, pero se desdibuja cuando viaja. En el Monumental, el equipo muerde, presiona y se impone; de visitante, se transforma en una versión pálida, sin reacción ni convicción.
En Alta Córdoba, frente a un Instituto que llegaba golpeado y con dudas, el “Decano” repitió el patrón: cedió la pelota, perdió los duelos individuales y fue superado en todos los aspectos del juego. El equipo cordobés, urgido por salir del fondo, encontró en Atlético a un rival dócil, sin respuestas ni rebeldía.
La caída no solo deja una nueva mancha en la tabla, sino también una oportunidad desperdiciada. En una fecha donde San Lorenzo y River habían perdido, una victoria habría significado escalar posiciones y acercarse al objetivo de los playoffs. Sin embargo, Atlético volvió a tropezar en el mismo punto: su falta de competitividad fuera de casa.
Oportunidades desperdiciadas
A cuatro fechas para el final, el equipo todavía se mantiene en la zona de clasificación, séptimo con 15 unidades, pero su permanencia depende de lo que haga Platense, que tiene dos partidos menos y tiene 10 unidades. En un torneo tan parejo, cada punto fuera de casa pesa doble, y Atlético sigue regalando chances que podrían marcar la diferencia entre entrar o quedarse afuera.
El dato es todavía más contundente si se mira el contraste entre su rendimiento en casa y fuera de ella. En el Monumental, el “Decano” es protagonista, domina y marca diferencias. De visitante, es un equipo sin identidad ni energía, que sufre para generar peligro y que parece perder confianza apenas cruza los límites de Tucumán.
Pusineri busca respuestas
Tras la derrota en Córdoba, Lucas Pusineri intentó ponerle palabras al momento del equipo, aunque reconoció que no hay una explicación única. “El fútbol es un deporte grupal, que se juega de manera individual, pero evidentemente hoy por errores propios del juego nos vamos con una derrota”, señaló el entrenador.
El técnico insistió en la importancia de sostener el trabajo y de no romper la unión interna pese a la seguidilla negativa. “Más allá de las derrotas que se nos avecinaron de visitante, no hay que fracturar al equipo. Hay que estar juntos. Tenemos que aceptar la no competitividad por momentos y llegar con mejores aires al partido contra San Lorenzo”, explicó.
Pusineri también reveló una charla reciente con Ricardo Zielinski, quien conoce bien lo que implica buscar regularidad en el fútbol argentino. “Ambos coincidíamos en lo difícil que es mantener una regularidad de dos partidos. Es complicado para los equipos del fútbol argentino. Seguiré trabajando, poniéndole el pecho”, aseguró.
La falta de espíritu
Más allá de lo táctico, el partido en Alta Córdoba dejó una sensación que preocupa: la apatía. Atlético salió a la cancha sin fuego, sin la actitud que suele mostrar cuando juega en casa. No hubo presión alta, ni intensidad en la recuperación, ni convicción para buscar el arco rival. Fue un equipo que se resignó rápido, que pareció asumir que el resultado sería adverso.
Esa falta de espíritu competitivo fue la que permitió que Instituto creciera. El conjunto de Daniel Oldrá, necesitado de un triunfo frente a su gente, aprovechó cada duda de Atlético y lo golpeó en los momentos justos. Mientras el local jugaba con hambre, el “Decano” transitaba el partido sin alma, como si el viaje lo hubiera vaciado de energía.
El desafío inmediato
La estadística es contundente, pero también plantea un desafío urgente: Atlético debe volver a ser un equipo confiable fuera de casa. No se trata solo de mejorar el rendimiento, sino de recuperar la confianza y la actitud que alguna vez lo caracterizaron.
El próximo encuentro, frente a San Lorenzo, será clave para determinar si Atlético seguirá en la lucha por la clasificación o se quedará a las puertas como sucedió en el semestre pasado.
En el fondo, la explicación no está en los números, sino en el espíritu. Porque el fútbol no solo se gana con ideas o con táctica: también se gana con coraje y con convicción. Y eso es precisamente lo que Atlético parece haber olvidado cada vez que abandona el Monumental.